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Los cuentos de Ricardo A. Kleine Samson

El próximo paso.

Saben, resulta difícil en medio de tanta tristeza e incertidumbre encontrar un argumento sustancioso y nutritivo que llene de sentido - sobretodo humano - a nuestra visión de futuro. No hay lugar en el mundo que funcione bien. No hay país que no se queje por algo, no hay persona - responsable- que no este razonablemente preocupada por el futuro de su país y por el propio. El desasosiego empieza a amenazar hasta a las naciones más poderosas. Algunos mas que otros pero todos estamos nerviosos, intranquilos.

Quizás nuestros abuelos fueron ignorantes o pecaron de ingenuos al desconocer su presente y ocuparse solo del futuro, para quienes el porvenir, era una dimensión más auspiciosa. Pero no podemos dejar de admitir que era envidiable su compromiso y abnegación al trabajo, tanto como su inagotable creatividad para superarse. Me animo a creer que eran pocos los que pensaban mas en sí mismo que en sus hijos, nietos o en su comunidad.

Admitamos que hemos progresado. Basta comparar el promedio de vida de hace 150 años - no mucho mas que dos generaciones - para ver que sin darnos cuenta estamos viviendo un promedio de 25 años mas que ellos. Alegra saber como van perdiendo fuerza las enfermedades que antes diezmaban a tanta gente. La medicina se reparte con mas justicia que antes. La producción de alimentos aumenta considerablemente y llega a cada vez mas personas. Es auspicioso que disminuyan los presupuestos militares y en armas. El temor generalizado de suponer que el mundo puede volver a ser un nuevo campo de batalla pierde fuerza y los argumentos de quienes los pregonan son mas intencionales que sólidos. Nos vamos civilizando mas, por lo que finalmente mucha más gente va comprendiendo que dentro de un marco de entendimiento se consiguen - aunque más lentamente - mas beneficios para mas países con lo que el temor de una guerra se esfuma a diario. También son mas los países que comienzan a democratizar su vida institucional, mientras que otros colaboran en esta sana transición. La movilidad y migración social, junto con el desarrollo de ciertas tecnologías van haciendo que cada vez mas naciones se acepten entre sí, inclusive que compartan un destino enriquesiendose mutuamente. Se va perdiendo el sentido de "nacionalidad" para potenciar el de "nación". Millones de personas se van sumando al ejercito de gente que día a día opta por la prosperidad y la paz. Ya nadie quiere enviar a sus hijos a la guerra. Los países se van entrelazando en pactos y compromisos cada vez más sólidos. El entusiasmo con que se auspiciaba en la década del 80 la "Unión Europea" a través de una moneda común se va desdibujando. Es que es difícil perder una identidad cultural forjada en tantos años de civilización. ¿ Cómo dejar de ser Francés o Español para ser Europeo?. Nadie esta dispuesto a perder tanto. El costo por los beneficios económicos no parecen ser más gratos que los beneficios de conservar una cultura. Nos sentimos mas seguros "entre nosotros" que entre una moneda extraña. Es tan mentira que los Argentinos podemos triunfar con el modelo del ejemplo Japonés o Alemán como que no podemos ser tan prósperos como lo fueron ellos sin perder nuestra singularidad.

El concepto ecológico, los ecosistemas, el cuidado del medio ambiente comienzan a perfilar una nueva idea del progreso. Ya no estamos tan seguros de progresar si al caminar vamos destruyendo otros ámbitos. La ciencia ha hecho grandes progresos en este sentido, sobretodo al confirmar nuestro humilde origen, la fragilidad de nuestra vida y la importancia de su cuidado. Hemos domesticado el misterio del cielo, el paraíso no esta ahí. La luna es un planeta y no es a ella a quien hay que pedirle por la abundancia o la alegría. Conocemos el nombre de estrellas y galaxias, nos son tan familiares como las rosas y las gaviotas. La ciencia, a la vez que nos asusta, nos va haciendo mas y más responsables de su uso. Manipular la vida no es para irresponsables. El científico Stephen W. Hawking declaro recientemente que la humanidad no vera el próximo milenio, ya que descubrirá un virus que pondrá en peligro la vida en la tierra y no tendrá, ni sabrá, como controlarlo, deberá entonces colonizar otros planetas por lo que tendremos que mutar para adaptarnos. Mas allá de su prestigio las predicciones son solo eso: "predicciones". La humanidad siempre nos ha sorprendido en la manera como soluciona sus problemas.

El nuevo pregón de " El choque de las civilizaciones" es mas cínico y tendencioso ya que también se desdibuja. Para algunos el prospero crecimiento de algunos países asiáticos es una amenaza para occidente, para otros, entre quienes me encuentro, no es mas que la confirmación de que muchas culturas han empezado a curiosear a otras y a adoptar y adaptar su ejemplo a su propia identidad, de esta manera van saliendo del atraso en que estaban y retoman la ubicación que muchas tenían antes de la era capitalista. Lo que nuevamente manifiesta la profunda necesidad humana de civilización. Las civilizaciones no chocan, los pueblos bárbaros son los que chocan. Ni el occidente capitalista muere ni el oriente místico irrumpe, las civilizaciones se fusionan. Se adaptan en la medida en que se van aceptando. Después de todo la humanidad ha venido haciendo esto desde su origen.

En definitiva volvamos a admitir que la humanidad a mejorado, pero esta optimista definición es conformista. El conformismo es el mejor amigo del destino, y el destino siempre nos traiciono.

¿A que se debe entonces tanta tristeza?. ¿Cómo recuperar la sensatez?. ¿Cómo vencer el "milagro" de la globalizacion?……Admitamos que oriente a aprendido algo de nosotros, al menos lo que le interesa y le sirve. Corresponde, para ser justos, saber que también tienen mucho para enseñarnos. Y si algo que los orientales y los asiáticos no entienden de nosotros es nuestra obsesión por nosotros mismos. Que el espejo solo nos refleje a nosotros. Lo que los orientales saben y nosotros negamos es que somos parte de un todo y como tales nuestra importancia se reduce a esa parte que somos. Lo que ellos saben y que los occidentales negamos es que el ser humano para vivir "tranquilamente" necesita burlar lo que ya sabe, mentirse a sí mismo, para negar la mayor tragedia de su existencia: La inevitabilidad de su muerte, la finitud de su vida. Ante las dificultades y complicaciones niega la realidad y busca un nuevo argumento, una ilusión para eludir su propio trance. Tal vez esto explique el optimismo y alegría del rostro de muchos de nuestros dirigentes. Su optimismo es proporcional a su desazón. Y entonces los orientales nos enseñan que cuando se pierde el valor de una creencia colectiva el individuo, solo y aislado de sus pares, se torna intolerable, miedoso y asustado busca una ilusión que reemplace su tristeza y se convierte en un esclavo del destino. Alegre, sí, pero esclavo. La historia nos enseña que el individuo es tan fuerte como lo es su comunidad. La comunidad, en definitiva la Nación, aspira al largo plazo, mientras que la persona - sola, sin su nación- no puede pensar mas que en mañana.

Y terminemos así: Las hormigas son todas iguales, pero las rojas son distintas que las negras y todos sabemos distinguir una colonia de otra.

 

Felices fiestas.

 

Ricardo A. Kleine Samson

Neuquén, 16 de diciembre de 2001

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