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Los cuentos de Ricardo A. Kleine Samson

Correspondencia entre tía Teresa e Ismael

Buenos Aires, 14 de marzo de 1978

Querida Tía Teresa:

He de suponer tu asombro al recibir esta carta. Para mi no es una novedad, hace tiempo quería hacerlo. Sobre todo ahora que me he enterado de la muerte de tío Angel. No quiero imaginar tu congoja y soledad, que se agrava ante la falta de hijos con que la vida no quiso premiarlos.

Jamas olvidare aquella navidad que pasamos todos juntos en 1953. Apenas tenia yo 11 años. Que sorpresa tan grata y que ansiedad me causo abrir el paquete del regalo que junto con el tío me hicieron. Como recuerdo el maravilloso y disimulado esfuerzo que practicaban para tratar de introducir mi cabeza en el pequeño escote de aquella blanca remera con la que fui obsequiado, me queda gravada tu sonrisa ante el resto de parientes tratando de demostrar lo simpática que me quedaría, sino fuese por tan insignificante detalle. Aunque no lo creas, tía Teresa, aun conservo una pequeña cicatriz en el lóbulo de mi oreja derecha que me hiciera con el ganchillo plástico que sostenía el cartelito que decía "100% Poliester". En rigor a la verdad me causo muchisima pena no haberla usado, y me cuesta olvidar el rostro de saña con que los médicos del hospital le cortaban el escote, antes de suturarme la herida, argumentando un principio de asfixia.

Circunstancia de la vida, atribuibles a mi responsabilidad, hicieron que desde aquella navidad, hace ya 25 años, no nos volviéramos a ver, pero el tiempo, querida tía, precursor de tantas cosas, no ha podido con el inmenso cariño que te tengo, y pese a los pocos momentos vividos, rescato de ellos su profunda emotividad, lo que los ha hecho intensos y memorables, tal vez por eso no he dejado de pensar en ambos. Mas de una vez me he tentado a recorrer las 4 cuadras que nos separan, para estrecharles un fuerte abrazo y un gran beso. Pero, bueno, las cosas pasan cuando uno menos las desea, ¿quién iba a imaginar este triste desenlace?

Al terminar el secundario ingrese a la facultad y solo me case al recibirme, con todos los honores, de Licenciado en Administración de Empresas. Recién egresado pense varias veces en pedirle trabajo a tío Angel en algunas de sus empresas, pero me negué a abusar de su generosidad. Marta, mi esposa, tiene ahora 32 años, es muy hermosa e inteligente, y con seguridad has escuchado hablar de ella en alguna reunión familiar, ya que durante años fue novia de mi primo hermano Ismael, también tu sobrino. La vida hizo que nos casáramos y tuviéramos 2 hijos, Fernandito de 7 años y Clarita de 5, quienes están deseosos de conocerte, ya me han pedido dinero para hacerte un presente. Pensar que sos su tía Abuela, cuantas historias podrías contarles.

He dejado pasar estos meses, sencillamente para evitar en tu memoria el recuerdo de tío Angel, pero no quiero dejar pasar mas tiempo y ofrecerte mi compañía y ayuda, sobretodo en lo referente a mi profesión, ya que imagino los dolores de cabeza que té ocacionara la administración de semejante imperio que tan sacrificadamente montaran entre los dos. Además que mejor que poder contar con alguien de la familia, de la misma sangre.

Será una gran alegría saber de ti y esperamos ansiosamente tu llamada o la sorpresa de tu visita..

                                                                              Tuyo Heriberto

 

Buenos Aires, 28 de junio de 1978

Querido Primo Heriberto.

Por cierto la correspondencia epistolar nos tiene de sorpresa en sorpresa, y no quiero imaginar tu asombro al recibir esta. En principio quiero que descartes venganza alguna por aquel episodio en que me arrebataras a mi novia Marta, ahora tu mujer, por lo que no te guardo rencor, aunque reconozco que me es difícil olvidar las lujuriosas noches que pasáramos juntos en la playa, sé de su fogosidad, por lo que estoy seguro te hará feliz.

Yendo al motivo de tu carta, te pido disculpas por el atrevimiento en abrir la misiva a tía Teresa, pero sucede que hace unos meses falleció a causa de la profunda depresión en la que se vio envuelta luego de la tristeza por la muerte de tío Angel. Mi demora en hacértelo saber responde a la pena que seguramente te ocasionará esta noticia y algunos tramites que me han tenido muy ocupado últimamente.

Para tu consuelo, te hago saber que tía Teresa, muy a pesar de los años que no te veía, siempre te recordaba con cariño, no ahorrando elogios a tus talentos infantiles, por los que sin dudas, aseguraba, serias un hombre exitoso.

Con respecto a tu noble preocupación por ayudarla en la administración de los bienes que le dejara nuestro tío, te lo hubiese agradecido muchisimo, pero sucede que desde hace casi dos años, al enterarme de la terrible enfermedad que atacara al tío y termino con su vida, comencé a ayudarlo con el mismo interés y entusiasmo con que lo hubieses hecho vos. Por lo que fui declarado heredero universal por la difunta tía. Casualmente debo terminar aquí, ya que me espera el escribano para firmar la correspondiente acreditación de sus bienes, luego de lo cual viajare a EEUU a vender alguna empresas del tío, decidí concentrar los negocios en América del sur.

Te recuerdo que no me he mudado y sigo viviendo a solo 2 cuadras de tu casa, seria una buena idea vernos unos de estos días.

Un beso muy grande a Marta y tus hijos.

 

                                                                                      Ismael.

 

Ricardo A. Kleine Samson

Neuquen, 9 de octubre de 1999

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